Para desconcierto de quienes tal vez esperabais una segunda parte de "Tiempo de tránsito" en clave de novela negra; de quienes intuías que al final acabaría abriéndose paso mi faceta más sentimental y emotiva enmarcada entre tapas y solapas; e, incluso, de quienes pensábamos que era el momento de viajar a la logística del pasado y recuperar raíces y pasiones; finalmente os confieso que entre folios, párrafos y frases se coló a hurtadillas esta aventura que se creía libre de poder ser narrada en apenas dos mil palabras pero que, de inmediato, se tiñó de matices, contrastes, anhelos, desvelos y revelaciones para quedar atrapada en una atmósfera encadenada de vidas y personajes con tanto que confesar o, como mínimo, mostrar.
¿Por qué "El cese"? ¿Por qué ahora?
La verdad es que uno no escribe lo que quiere, uno escribe lo que siente y cuando lo siente, y luego ya, con ello bajo el brazo, es la confluencia de las reglas del juego literario la que obra el milagro.
Ese milagro es aquí y ahora. Es el momento. Disfrutémoslo juntos. Allá vamos.
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