martes, 16 de enero de 2024

Ese irrefrenable e impagable impulso



En medio de esta aventura apasionante que es "El cese", lo natural es ir recibiendo progresivamente las valoraciones, apreciaciones y críticas de todos aquellos que han decidido emprender este viaje conmigo y leer de principio a fin la novela.

Ahora bien, hay un fenómeno muy anterior, que se manifiesta como generalizado e irrefrenable y que me causa tanto desconcierto como admiración y gratitud, que es el de las decenas de lectores que desde el primer día, en el instante mismo de tener en su poder la novela o de ponerse a leerla, me remiten por propia iniciativa las fotografías de esos momentos.




"Ya la tengo"; "Ya ha llegado"; "Ya me he hecho con ella"; "Ya en mis manos"; "En cuanto tenga un momento, empiezo"; "Aquí me tienes, empezando"; "Atrapado desde la primera línea"; "Mi manta, tu libro y yo"... son sólo algunos de los numerosos mensajes que acompañan a estas fotografías, insisto, no para las redes sociales ni el postureo, sino para alimentar la línea directa con el autor y, sin quererlo ni saberlo, para incrementar la presión, pues, a partir de ese momento, uno a uno esos lectores van entrando en mi cabeza, uno a uno voy calculando sus tiempos medios de lectura y uno a uno voy aguardando y desesperando ante la inquietud de saber si les habrá gustado y si habrá colmado sus expectativas.


No son fotos a la ligera. Hay quien quiere que se le vea de los pies a la cabeza, hay quien muestra sus manos sujetando el libro para que solo se vea su portada, hay quien quiere que se le vea leyendo y quien quiere que se vea lo que está leyendo, hay quien monta todo un hermoso escenario repleto de significados y hay incluso quien inmortaliza el paquete que esconde el libro sin todavía haberlo abierto.

Hay quien se fotografía en la misma librería tras adquirirlo, quien toma la imagen en ese avión donde espera que las horas se pasen más rápidas, quien tiene de fondo los troncos que arden en una chimenea, quien muestra incluso las frases que ha subrayado o quien sitúa la novela en un escenario donde cada elemento tiene un significado.


Para mí, más allá del indudable gesto de afecto y de cariño, esas fotos sólo tienen una interpretación: la de la ilusión por abrir la primera página, por leer y seguir leyendo. Gracias por permitirme despertar esa ilusión y ojalá al llegar a la última páginas veáis colmadas vuestras expectativas.




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