viernes, 17 de marzo de 2017

Audrey y su interrogante

Cuadro de Audrey Hepburn que Patricia tenía apoyado
en el suelo del salón de su apartamento.
"Tiempo de Tránsito" no sería lo mismo sin Audrey Hepburn y sin su perturbadora mirada, que se asoma desde ese cuadro que Patricia tiene apoyado en el suelo de su salón para observarlo todo, comprenderlo todo, explicarlo todo, cuestionarlo todo, juzgarlo todo, disculparlo todo, consolarlo todo y jamas olvidar nada porque en esos ojos tocados de "My fair lady" se encierra la emoción, la angustia y la esperanza de una vida truncada por el desconcierto de querer entender los días y no encontrar explicación ni en el ayer, ni en el hoy, ni en el mañana.

Desde ese cuadro, el mismo de la imagen, Audrey enfrenta a Patricia y a José Antonio con sus miedos y osadías, es su tierna y tenaz conciencia con, eso sí, Louis Armstrong cantando de fondo, como recordábamos en el anterior post, porque suyo era el disco que pinchó Patricia, aunque la melodía que suena, como no podía ser de otra forma, es "Moon river", el tema de Henry Mancini para la película que convirtió a Audrey en mito: "Desayuno con diamantes".

ESCUCHAR "Moon river" por Audrey Hepburn
en "Desayuno con diamantes".
Dicen que Mancini anduvo un mes perdido sin encontrar inspiración para aquella banda sonora, hasta que decidió fijarse en los ojos de Audrey Hepburn y, en apenas 20 minutos, brotó una de las baladas más emocionantes de la historia.

En "Desayuno con Diamantes", Audrey es esa "very lovely" and "very frightened girl" sobre la que el escritor interpretado por George Peppard teclea en su máquina de escribir, justo al comienzo de la escena, justo cuando Audrey mece la guitarra y brota su dulce voz, tímida pero que se rasga especialmente, como le pasa a Armstrong, en el arranque del verso "two drifters, off to see the world", two drifters, dos vagabundos, como José Antonio y Patricia, en busca del aliento que les haga recorrer el mundo, aliento en esa mirada de Audrey reforzada en el cuadro por el descaro de esos tocados de "My fair lady", imposibles, funambulistas, como esta historia de amor de Patricia y José Antonio, contenida e interrumpida.

He aquí el pasaje de "Tiempo de Tránsito", sin duda, uno de mis preferidos, en el arranque de una cena que tendrá consecuencias imprevisibles:


Audrey no te miraba ni con inocencia, ni con fragilidad, ni con picardía, ni con desconcierto, ni con sorpresa, ni con tristeza, ni con entusiasmo, ni con misterio, ni con rabia, ni con incertidumbre, ni con sensualidad, ni con miedo. En casa de Patricia, Audrey sólo te miraba esperando una respuesta y, era tan intenso su porqué, era tan magnética su insistencia que tenías que bajar la mirada y, cuando conseguías que tu conciencia se enredara en el monótono estampado de la alfombra, volvías a la carga en busca de su inocencia, su fragilidad, su picardía, su desconcierto, su sorpresa, su tristeza, su entusiasmo, su misterio, su rabia, su incertidumbre, su sensualidad y su miedo, con una inútil esperanza, pues su interrogante era un garfio clavado en el cuello.
Ella seguía allí, como el primer día, apoyada en el suelo, al fondo del salón, enmarcada, con su inmenso sombrero de “My fair lady”, y José Antonio, compadecido, tuvo un arranque de galantería:

-¿Quieres que te ayude a colgarlo?
-¿Piensas que está en el suelo porque no sé colgar un cuadro? –le había respondido Patricia sin querer perder la sonrisa.

Louis Armstrong surcaba a lo lejos “Moon river” y su profundo gorjeo caldeaba la habitación: “…two drifters off to see the world…”

ESCUCHA AQUÍ la versión de Louis Armstrong de Moon River

¿Cuál te gusta más, la versión de Audrey Hepburn o la de Louis Armstrong?


No hay comentarios:

Publicar un comentario