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Louis Armstrong. |
“Como no tenía oportunidad de ganarme la vida tocando la trompeta -cuenta Armstrong en su biografía- estuve realizando empleos de todo tipo. Así, durante un tiempo trabajé descargando barcos que transportaban plátanos”.
Louis tenía entonces 17 años y disfrutaba de su trabajo “hasta que un día una enorme rata saltó de entre un gran manojo de plátanos que le llevaba al capataz. Dejé caer aquel manojo y comencé a correr. El capataz me gritó que volviera para cumplir íntegramente mi turno, pero no dejé de correr hasta que llegué a casa”, cuenta Armstrong.
“Desde entonces los plátanos me han aterrorizado. No los comería aunque me muriera de hambre. Y eso que aún puedo recordar cómo solía amarlos. Podía comerme un pequeño manojo entero y maduro tranquilamente mientras descargábamos el barco y el inspector no me veía”, concluye en su autobiografía.
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El Puerto de Nueva Orleans a comienzos del siglo XX, tal y
como lo conoció Armstrong cuando trabajaba en sus muelles.
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Como se ve, Armstrong recordaba con simpatía aquella época en los muelles, aunque no olvidaba la dureza de aquella faena: “A veces trabajábamos sobre los grandes buques bananeros durante todo el día y, en ocasiones, también durante toda la noche”.
Louis, además, relata la trastienda de la estiba en Nueva Orleans durante aquellos años. Cuenta que “había dos importantes 'honky-tonks' (clubes de alterne): uno era el Matranga’s, donde siempre solían acudir la ambulancia, para llevarse a algún herido al hospital, y el coche de la funeraria, para conducir a la morgue a algún de los que morían violentamente; y el otro era el Savoca’s, donde acudíamos a recibir nuestra paga tras haber estado durante horas descargando en el puerto los grandes barcos bananeros”.
Aquellos locales eran, por tanto, el punto de encuentro para estibadores, capataces y patronos, confluyendo negocios e intereses. “Cuando terminábamos de descargar los grandes barcos bananeros, nos largábamos al Savoca’s y nos alineábamos sobre la acera para conseguir nuestra paga. Después, muchos tipos se sentaban a las mesas de juego y terminaban perdiendo cada chelín que habían ganado”.
“Yo no podía permitirme esto porque era el apoyo exclusivo de Mayann (su madre), Mama Lucy (su hermana) y de mi Clarence (hijo de una prima suya que adoptó)”, recuerda Armstrong.
Compuesta por Andy Razaf y J.C. Johnson en 1928, "Dusky Stevedore" es un tema en el que se refleja la miseria del estibador y su dura labor, pero también la satisfacción del trabajo realizado y el optimismo ante la vida.
En "Tiempo de Tránsito" es con este optimismo y esperanza con los que Patricia recibe en su casa a José Antonio, una primera cita con Armstrong de fondo y un "Dusky Stevedore" que bordea el desconcierto de dos almas perdidas que no saben lo que buscan, que no saben lo que han encontrado, que no saben cuán perdidos están y, en cambio, no dudan en mirarse de frente con un indescriptible anhelo.
"Patricia le esperaba con una inmensa y agradecida sonrisa y la
vitalidad de fondo de Armstrong cantando 'Dusky Stevedore'. Paula dormía, la
mesa del salón estaba sin poner y Audrey Hepburn no les quitaba ojo".
Es en esta misma escena de "Tiempo de Tránsito" en la que Armstrong también canta "Moon River", pero esto nos lleva de forma inevitable a hablar precisamente de Audrey y esto es y será otra historia.
ESCUCHA AQUÍ la versión de "DUSKY STEVEDORE" de Mary Dixon, la primera cantante que grabó este tema en 1928.
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