Me sobrecoge que os sobrecojáis, me asfixia que os asfixiéis, me turba que os turbéis, lloro si lloráis, río si reís, respiro si respiráis porque cada sentimiento que os provoca la novela era una semilla lanzada al barbecho, era una esperanza de provocar, de excitar, de inocular nostalgia, soledad, rabia, angustia, esperanza, sueños, mañanas, valentías, rendiciones, cobardías, batallas, afanes, contradicciones, desconciertos, descubrimientos, frustración.
Si todo eso germinó es que, de una u otra forma acerté, y eso me hace feliz y no tengo palabras para agradecéroslo.
El viernes 9 de junio en la Feria del Libro de Madrid allí estuvisteis de nuevo muchos de vosotros: unos atraídos por los primeros ecos de la excelente acogida, con afán de leer y descubrir; otros emocionados tras recorrer el viaje en tránsito y necesitar compartir tantos sentimientos desbordados; y también muchos con afán de seguir difundiendo y regalando este apasionante y trepidante relato de vidas huecas y rellenadas, afanadas en encontrar su lugar en el mundo o que alguien se lo encuentre.
Fue una tarde estupenda la vivida en El Retiro. Mil gracias a Librería Robinson por la oportunidad de firmar en su caseta y mil gracias a vosotros, amigos y lectores, por dejarme seguir cumpliendo mis sueños.
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