lunes, 23 de octubre de 2017

Banda Sonora #Track 6: La música muerta

Para quien puede y quiere escuchar, para quien puede y quiere ver, no existe el silencio, no existe la oscuridad, jamás, porque hasta las sombras brillan, hasta los zumbidos truenan. El cuerpo no se resigna, la mente no se resigna, el alma no se resigna y el ser batalla contra la realidad, blandiendo una vez tras otra los sentidos, sin cesar de fenecer desangrados en los muros de una nada que sólo rebota la penumbra y los murmullos propios.

La demencia no la suscita el vacío, la demencia viene de esa lucha viciosa e infructuosa, obsesiva y obsesionada, inútil y fracasada, porque por más que quieres ver sólo ves que no ves, por más que quieres oír sólo oyes que no oyes.

Esta es la esencia del personaje atrapado en el contenedor que vertebra "Tiempo de Tránsito", esta es su atmósfera desesperada e inexplicable, capaz de soportar otro giro de tuerca aún más cruel si cabe porque a la oscuridad y al silencio hay que sumar el vacío del alma: no escuchas, no ves, y, sobre todo, no recuerdas, nada. Sin luz, sin ruido, sin memoria.

"Asfixiante", "angustioso", "insoportable", "desquiciante". Estas son sólo algunas de las sensaciones de quienes han leído los pasajes del contenedor de "Tiempo de Tránsito", esos monólogos de euforia y hundimiento, de pasión y rendición, de arrojo y cobardía, de sueños y de pesadillas, de vida y de muerte, en los que resulta paradójico hablar de banda sonora, si bien era fundamental vencer el reto y narrar a qué suena el silencio y cuál es el brillo de la oscuridad.

Por eso, cada vez que como autor afrontaba la escritura de estos pasajes me ponía los auriculares en los oídos para, a la par, escuchar la siguiente melodía descubierta en internet, esta aterradora secuencia tan irreal como sintética de la que emana esa catarata de pensamientos inconclusos en los que estalla la mente del personaje confinado, brutales latigazos de quien se rebela contra que a la nada le vaya a suceder la nada.

Así suena la banda sonora del contenedor de "Tiempo de Tránsito", así se va quedando todo sin aire, sin vida, pero con música, la música muerta.




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Desde aquí doy las gracias a su autor por lo que supuso para mí de fuerza inspiradora a la hora de escribir "Tiempo de Tránsito".

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