El paquete que aparece en la imagen partió en mayo de 2017 de una oficina de Correos en Madrid rumbo a Pala, ciudad situada a más de 400 kilómetros de Ndjamena, capital de Chad, en el corazón de África.
Llevaba en su interior un ejemplar de mi novela "Tiempo de Tránsito", dedicado al misionero javeriano Salvador Romano, que en la actualidad trabaja en esta diócesis africana.
Este lunes, casi diez meses después, un cartero de Correos ha llamado a la puerta de casa y me ha devuelto el paquete. En esta ocasión el envío no ha podido llegar a su destino.
Tras más de 300 días de tiempo de tránsito esta vez la logística ha fracasado... o no del todo.
El paquete que partió de Madrid hace diez meses era un sobre brillante, terso y acolchado. El paquete que se me ha devuelta ahora es un ajado envoltorio rugoso, cuyas burbujas han perdido todo el aire y que, en cambio, permanece sin visos de haber sido abierto.
Ha llegado dentro de una bolsa de plástico transparente de Correos con la indicación: "Deteriorado en este Servicio". No obstante, lo más llamativo es que el paquete ha sido cruzado con dos gruesas gomas elásticas para poder sujetar una cuartilla cuyo texto es el que se puede ver en la imagen.
La transcripción del texto, escrito en francés, es la siguiente:
"Monsieur
Par cette presente, nous vous informons que suite aux difficultes rencontrees avec la desserte de Ndjamena, nous sommes dans la obligation de vous retourner votre courrier "Transit" vers cette destination.
Cordialement et excuses aux désagrement causés
Cellule OMC
22-02-2018 DAKAR Centre"
Y aquí, la traducción al castellano:
"Señor
Mediante esta carta le informamos de que después de las dificultades encontradas con el servicio de Ndjamena, estamos obligados a devolver su correo "Tránsito" a este destino.
Atentamente y presentándole excusas por las molestias causadas,
Célula OMC"
22-02-2018 DAKAR Centre
En la era de la inmediatez, de la logística sin fronteras y sin límites y del seguimiento en tiempo real de las expediciones se antoja inconcebible que un envío no llegue a su destino después de diez meses, que un envío tarde en ser devuelto a origen diez meses y que de un envío no se tenga absolutamente ninguna noticia durante diez meses. Parece el paradigma del perfecto fracaso.
En cambio, esta carta con la que el paquete ha vuelto de regreso de su periplo africano, esa cuartilla que un oficial del correo senegalés se ha molestado en redactar tiene un valor de eficiencia sobre el que merece la pena reflexionar.
Como quiera que mi libro viajó rumbo a Chad por la vía ordinaria y, eso sí, con la tarifa especial de Correos para todo "libro" editado por una editorial, merece la pena reflexionar sobre la información ordinaria que recibe todo usuario del servicio de correo cuando su envío no llega a destino. ¿Y qué información "ordinaria" es esa en un país como España donde nuestra logística y nuestros sistemas están altamente avanzados y optimizados? Simple y llanamente una cruz, o una x, o un aspa, llámenlo como quieran, pero lo habitual es que el cartero se limite a rellenar el "formulario" que muchos sobres llevan en su dorso haciendo una mera marca en el correspondiente casillero. Esa es toda la información. Si no hay casillero, lo máximo que se prodiga el cartero es en escribir de su puño y letra en el sobre la palabra "Desconocido". Es decir, lo máximo es un símbolo o una palabra.
En cambio, de Senegal, donde el paquete ha quedado varado y un país del que no sabemos absolutamente nada -pero ni lo necesitamos porque nos basta con imaginar que su logística y sus sistemas no están ni altamente avanzados ni menos optimizados- lo que nos llega es un extenso reporte donde con una educación extrema se nos pide disculpas; se nos informa de la causa de la devolución, al resultar imposible la conexión con el país vecino a través de Ndjamena; se nos indica que la fecha real de devolución es el 22 de febrero, por lo que el tránsito de vuelta ha sido de dos semanas y, por tanto, hasta entonces y durante todos estos meses se entiende que no se había perdido la esperanza de poder finalmente hacer llegar el paquete a Chad; y, al final, los funcionarios firman el texto en un gesto tan burócrata como exquisito. En total, 40 palabras, firmas, un sello... y el paquete, con su libro, devuelto.
En logística no hay duda de qué es lo ideal: llegar en tiempo y forma. Igualmente, cuando no se llega no hay duda tampoco de que es lo que desea todo cliente: preservar la mercancía y una explicación.
En mi caso tengo la mercancía devuelta y en perfecto estado y tengo la explicación. Ahora bien, podríamos decir que "demasiado tarde".
No obstante, deberíamos juzgar también la logística desde el punto de vista de hacer virtud de lo posible. Y lo posible tiene mucho que ver con los medios y con las circunstancias y, de acuerdo con los escasos medios y las complicadas circunstancias, en el caso de este envío "ordinario" la respuesta al fracaso en la entrega ha superado todas las expectativas y para mí resulta "extraordinaria".
P.D.: Mi oxidado francés de la época del Bachillerato no me permite demasiada precisión a la hora de traducir la expresión "...votre courrier 'Transit'...". No sé si alguien podría ayudarme. Entiendo que tal vez se refiera a que el paquete está en "tránsito" y probablemente el funcionario senegalés use la mayúscula por ser así el nombre del servicio: "Transit".
Aún así, no dejo de pensar que ellos mismos han bautizado mi paquete como "Tránsito" conocedores de su contenido, aunque juraría que, a tenor del estado del paquete, con el sobre sin roturas y otro envoltorio interno que protegía el libro apenas rasgado por los golpes, no han podido leer el título.
En cualquier caso, está claro que "Tiempo de Tránsito" ha estado en "tránsito", más de diez meses...
No hay comentarios:
Publicar un comentario